Esta es la sexta vez, desde 1999, que esta casa de estudios distingue a sus trabajadores que cumplen 25 años de servicio. La ceremonia estuvo presidida por el Rector.
Por Elena Belletich Ruiz. 12 junio, 2015.Veintinueve trabajadores de la Universidad de Piura que han cumplido, entre junio del 2013 y mayo del 2015, 25 años de servicio en esta institución, fueron homenajeados hoy (viernes 12 de junio), en una ceremonia familiar realizada en el proscenio de Campus Piura. Participaron autoridades académicas, profesores, estudiantes, familiares y amigos de los galardonados.
Durante la ceremonia, se leyeron emotivas semblanzas sobre las personas distinguidas y se proyectó un video de fotos, en el que se aprecia la vida laboral y familiar del galardonado, durante estos 25 años. Asimismo, en representación de los veintinueve trabajadores, el doctor Francisco Bobadilla dirigió las palabras de agradecimiento, en las que expresó: “A una distancia de veinticinco años, cuando –en expresión muy usada por el Padre Vicente Pazos– se está más cerca del arpa que de la guitarra, lo propio es poner el anillo, labrado gramo a gramo durante este tiempo, en esa peculiar balanza para medir, no lo que hemos hecho, amasado o fabricado; sino lo que hemos sido, el sentido y el ser de este largo período de nuestras vidas en la Universidad de Piura. Pienso que no exagero si digo que gran parte del peso de nuestra existencia se nutre de las historias que hemos entretejido con colegas, alumnos, amigos. Sueños, ilusiones, cansancios, risas, proyectos, metas alcanzadas y tantos otros deseos que aún esperan su cumplimiento”. (Discurso completo)
Las palabras finales las dio el rector de la UDEP, doctor Sergio Balarezo, quien señaló que el reconocimiento concedido a los trabajadores se fundamenta “en un agradecimiento profundo porque, cada uno desde la tarea que le compete en su puesto de trabajo, ha sabido encarnar las enseñanzas del Fundador de nuestra institución, san Josemaría Escrivá, sobre en el trabajo bien hecho, con perfección humana y visión de trascendencia”.
Agradeció a cada uno de los homenajeados “por lo que han hecho, por lo que hacen y por lo que harán; pero, sobre todo, por estar en lo que hacen, cuidando los detalles de servicio, las cosas pequeñas, la amistad, la camaradería y el buen espíritu de trabajo”. (Palabras del Rector)
En esta sexta edición de la ceremonia, recibieron la medalla: Francisco Bobadilla Rodríguez, Miriam Caramantín de Sernaqué, Gerardo Castillo Córdova, Rolando Castillo Oliva, Lilian Galarza Medina, Juana García de Vergara, Osby García Saldarriaga, Fátima Grillo Viera, Rosalba Guerrero Aslla, Melchora Ipanaqué de Pérez, María Jesús Jiménez de Ayosa, Lourdes Kcam Chung y Marlene López Landi.
Así también: Manuela Navarro de Sernaqué, Martín Palma Lama, María Teresa Palacios Sánchez, Cecilia Ramos Ortiz, Alfredo Requena Silva, Jorge Reyes Salazar, Sofía Rodríguez Jiménez, Rubio Rodríguez Arismendiz, Teresa Saucedo Quezada y María Catalina Sosa Zapata. Y, Paula Timaná Bautista, Edilberto Vásquez Díaz, Lorena Ventura Huayanca, Reynaldo Villar Guevara, Esther Yaksetig Castillo y William Zapata Jiménez.
“Sean una familia cristiana muy unida”
Antes de la ceremonia de entrega de medallas, el capellán mayor, P. Ricardo González, presidió la Santa Misa de Acción de Gracias, celebrada en la Ermita del Campus. En su homilía hizo un llamado a los veintinueve homenajeados para que ayuden a “cuidar el espíritu y la unidad” en la Universidad. “El espíritu que debe haber aquí es el de una familia cristiana muy unida, que querría concretar en dos aspectos, que son manifestaciones de la caridad cristiana y que transmiten paz alrededor, el respeto y la disponibilidad”.
Señaló que el respeto se debe manifestar en el cuidado de las instalaciones materiales: de los jardines, baños, espacios comunes y también en “el trato personal: que es cariño, amabilidad, comprensión, interés por cada uno; preocupación”. Asimismo, destacó la importancia de “la disponibilidad para estar donde haga falta para sacar adelante la familia; es decir, tener “la camiseta puesta”. Esta es una actitud de servicio, de alegría, que facilita a todos que puedan contar con nosotros. Esta disponibilidad es también caridad. Es el espíritu que debe haber aquí, el de una familia cristiana muy unida”, precisó.
Durante la celebración, el Coro de la Universidad de Piura, tuvo a cargo la animación, dirigido por el profesor Arturo Hernández.